Buenos consejos para realizar un asado


¿Cómo saber si la carne es fresca?

Por aquí se empieza bien: Una excelente calidad de carne se caracteriza por un color rojo cereza no muy oscuro en las de origen bovino y rosa pálido en las de cerdo. El brillo también es un índice de frescura. Igualmente hay que tener en cuenta que el color muchas veces es un factor muy relativo. Debe percibirse cierta jugosidad, es esencial un atractivo aroma, buen contenido de músculo y algo de grasa de color blanco nacarado o blanco cremoso. Aquí podemos distinguir el término “marmoleo” que describe a la infiltración grasa. Esta es la grasa que debe verse entre las fibras de la carne para que tenga buen sabor. “Una carne sin grasa es una carne sin sabor”
Contrariamente a lo que tal vez nos indicaría nuestro instinto, la carne cruda, mientras más fresca, es más dura. Se va ablandando con el tiempo mientras está almacenada. Para conservarla es fundamental no romper la cadena de frío. La temperatura ideal es entre 0 y 2ºC. Es conveniente envolverla en un film al vacío para que se mantenga mejor y por más tiempo. Al abrir el envase, debe consumirse dentro de las 72 horas.
Una vez cocida, la característica principal que nos va a confirmar su calidad es la terneza.

A continuación describimos los cortes argentinos más tradicionales a la hora de hacer un asado a la parrilla. Tené en cuenta que en cada país o región, se nombra de forma diferente a distintos cortes de carne de res.
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 Es el corte ubicado en la región lateral del cuarto trasero de la res, entre las costillas falsas y los huecos de las caderas. En él puede notarse una división en el ancho del corte por donde pasa una fina piel blanca. Su carne es fibrosa y jugosa. Cuando se asa a las brasas se le deja un cuerito o membrana que lo recubre.
Puede considerarse uno de los cortes más populares y que mejor sale en la parrilla.
 Corte típicamente argentino, es la capa de carne magra que se saca de entre el cuero y el costillar de la vaca. Generalmente se rocía con abundante jugo de limón y se dobla en partes para colocarlo en la parrilla ya que es una carne muy angosta que se asa rápido. Hay que cocinarlo lentamente para que no quede seco y duro.
Se lo suele sumergir por algunas horas en leche o vino blanco con hierbas y condimentos. Esto ablanda tanto la carne como el cuero y evita que se enrolle frente a las brasas.
Parte del diafragma pegado a las costillas. Es un corte muy demandado por su particular sabor.
Como es un corte fino se cocina rápido, por eso conviene colocarla en la parrilla una media hora después de los cortes más anchos para que no se pase y que bien jugosa.

Es un corte de carne ancho, muy tierno y sabroso, con muy poca grasa.
En la parrilla hay que asarlo con un constante “fuego lento” para que quede ideal.

Cubre la parte alta y delantera del costillar. Carne algo dura comparada con las anteriores. Si se desea puede ser adquirida con el costillar.
También denominado “tira de asado”. Es el costillar vacuno cortado con una sierra eléctrica en tiras de 3 a 5 cm de espesor en sentido perpendicular a los huesos. Las primeras costillas son las que tienen menos grasa. De la cuarta costilla en adelante son más gruesas y grasosas.
Este corte tiene bastante grasa y con el calor se derrite rápidamente llevándose la salazón; por eso es conveniente salar en abundancia para obtener unas costillas bien sabrosas.
 Carne muy apreciada por su suave sabor, es el músculo alargado y cónico ubicado junto al espinazo y bajo las costillas. El corte debe ser perpendicular a las hebras de la carne para que sea tierna y jugosa.
El corte equivalente en España del lomo es el solomillo.
El bife de chorizo es la costeleta sin hueso ubicada en la cara externa del lomo del animal pegada al costillar. Al ser separado del hueso, antes de cortarse en bifes, tiene forma triangular y cilíndrica.

El bife angosto lleva adherido el hueso y proviene de la parte trasera, en cambio el bife ancho se saca de la parte delantera de la vaca.

El corte equivalente en España del bife de chorizo es la chuleta o lomo alto, del bife angosto es el lomo bajo y del bife angosto deshuesado es el entrecot.
 El cuadril es una pieza de carne sin hueso de la parte baja, externa y transversalmente del cuarto trasero de la res. La colita de cuadril es el músculo alargado que se recorta del cuadril entero. Cuando su tamaño es pequeño resulta más tierna y es muy apreciada para el horno y la parrilla.
La parte más delgada y deshuesada de la falda. Manjar exquisito a la parrilla. También denominado Bife de paleta. Se obtiene de la cara interna del hueso de la paleta u omóplato de los vacunos. Es un corte plano, alargado y fibroso. Cocinar a “fuego lento” para que quede jugoso.
Son embutidos hechos de tripas rellenas con distintos tipos de carne molida y condimentos.
Siempre los más preferidos y de mayor calidad son los de puro cerdo. Pero también están los “mezcla” que tienen distintas proporciones de carne vacuna y de cerdo.
Los choris pueden dejarse reposar en agua antes de colocarlos en la parrilla. Esto ayuda a que no se revienten al asarse.
También pueden pincharse para que pierdan la grasa y sean más sanos, pero todo es cuestión de gustos, porque pueden quedar muy secos.
No es recomendable comprar los choris más baratos, porque pueden estar hechos con cualquier carne. Recomendamos buscar siempre unos de buena calidad.
Siempre deben cocinarse bien porque tienen cerdo y no es nada saludable comerlo crudo. También es un embutido pero sin carne, en este caso la tripa se rellena principalmente con sangre de cerdo coagulada. En la preparación, también interviene el ajo, cebolla, ajíes, sal y azúcar entre otros.
Para su cocción en la parrilla solo se necesita unos 15 minutos ya que vienen precocidas. No dejes que se sequen!
…Nunca podés dejar de probar el sánguche de morcilla “mocipán”
Uno de los elementos esenciales para el asado argentino es la fuente de calor, que puede ser el carbón o la leña.

- Claro que existen los asadores a gas y eléctricos, pero estos no necesitan mucho detalle -
Muchos de los grandes asadores coinciden en que un buen asado tiene que hacerse con brasas de madera con ciertas características. Deben ser leñas duras, que ardan a altas temperaturas y por tiempos prolongados para que den brasas duraderas. A continuación listamos algunas con buena reputación:

- Algarrobo
- Roble
- Olivo
- Quebracho
- Sarmiento (vid)
- Mezquite
- Coronilla

La madera debe estar seca. Para el encendido no se debe usar querosene, gasoil, brillapiso ni maderas pintadas ya que estos combustibles quedan impregnados en las brasas y transfieren un mal sabor a la carne.

Un secreto para darle un toque aromático a la carne asada es tirarle a las brasas hojas de laurel, albahaca, romero o tomillo. También se puede agregar ramitas de jarilla verde, que aportan un aroma muy especial y delicioso.


 Para la elección del mejor carbón deberás considerar al que esté en un envase o bolsa que no permita la entrada de humedad y lo mantenga seco. La humedad, por leve que sea, provocará que el carbón tarde mucho tiempo en prender. Una vez abierta la bolsa, si se nota que el carbón esta húmedo, se recomienda ponerlo temprano sobre la parrilla o en algún lugar donde le de sol para secarlo.
El carbón debe ser liviano, uno recomendado es el de quebracho blanco. La cantidad necesaria varía según los cortes de carne a asar, pero podés estimar 1kg de carbón por cada kg de carne.

Cuando lo enciendas usá solamente líquidos especiales para carbón. Al igual que en el caso de la leña, para encenderlo, nunca uses gasolina o querosene. No sólo es peligroso, sino que el asado te puede quedar con sabor a carburador. Tené en cuenta que el carbón provoca emanaciones de combustión imperfecta que a algunos les puede caer mal.
Una forma fácil de prenderlo es colocándolo sobre la parrilla y encendiendo diario por debajo hasta que prenda. Cuando se formen brasas al rojo vivo (después de unos 30 minutos) ya se pueden distribuir bajo la parrilla. Al igual que con la brazas de madera, estas deben estar bien encendidas para que no emanen gases nocivos y que se logre una temperatura
Para hacer un buen asado es esencial conseguir una buena carne. Un buen asador sabe donde le proveen carne de calidad. A menudo no es mucha la diferencia en el precio total comparado con carne de propiedades inferiores, y la relación costo/beneficio justifica completamente la elección sugerida.

Más arriba ya hemos hablado un poco sobre el tema selección de leña, pero obviamente no hay que volverse muy loco con esto, en general, la ‘mayoría’ de los lugares donde pidamos bolsas o atados de leña nos darán una que anda bien.

 Una vez hechas las compras, con ayuda de “lista para asador” :) , está todo listo para comenzar con el fuego. Para hacerlo rápidamente conviene implementar la técnica de la torre de troncos, que logra la ventilación justa que se necesita para alimentar al fuego.
La otra es la disposición de la leña en forma de choza.
Es conveniente juntar varias ramitas bien secas o tablitas de madera blanda para que enciendan rápidamente los troncos. Las mejores, si tenemos a mano, son las de los cajones de verdura.
Cuando los troncos encendieron totalmente, ya podemos colocar la parrilla de forma que le lleguen llamas que ablanden la grasa que quedó del asado anterior y podamos limpiarla fácilmente con diario o cartón.
Minutos más tarde, la torre se desmoronará y esto nos indica que en breve es tiempo de comenzar con la distribución de las brasas. Si hemos colocado el fuego en el centro de la churrasquera los ladrillos de la base van a estar bien calientes, por lo tanto, no conviene desparramar demasiadas brasas en ese sector todavía. Buscamos una temperatura uniforme.
Una técnica empleada por algunos expertos asadores consiste en utilizar guantes tipo albañil para manipular los troncos encendidos. De esta forma se logra fácilmente abrir paso para sacar brasas y rápidamente volver a acomodar el fuego.
 Las carnes se montan en la parrilla primero por el lado con grasa hacia abajo, al igual que cuando es una carne con hueso, éste va en principio hacia abajo. Si vamos a combinar con unas verduras asadas (altamente recomendable), estas se colocan al mismo tiempo que la carne, al igual que las achuras, previo a haberlas lavado. Los chorizos pueden colocarse unos 20 minutos después.
 Uno de los secretos fundamentales es apuntar a una cocción lenta, con un justo y sabio calor que preserve los jugos esenciales, sin resecar ni quemar las fibras. Varios asadores experimentados hablan de un sellado de las carnes; este es un primer golpe fuerte de calor que forma como una costra que impide la salida de los jugos. Luego se alejaría y regularía la cantidad de brasas en función, principalmente, de la altura de la parrilla (que se recomienda que no sea menor a unos 13 cm) Procedemos a conseguir un asado lento con una cocción continua, es decir, mantener una temperatura lo más constante posible. Esto se logra teniendo cierto control del calor que llega a la parrilla. Si colocamos la palma de la mano a unos tres o cuatro centímetros de la parrilla, podemos testear la temperatura justa que debería haber, para ello debemos poder aguantar unos diez segundos antes de que sintamos que nos quema. Además de esto, podemos también tener un control a través del sonido. Sí señor, la carne tiene que tener un suave y constante chirreo durante la cocción, si no escuchamos nada, el asado nos está diciendo que tiene frio y si es muy fuerte que se quema. Mientras tanto se puede rociar a las carnes con jugo de limón o chimichurri, esto les da un muy buen sabor. No obstante algunos las prefieren solo con sal y esto tampoco está nada mal.
 No es necesario que el asador esté inamoviblemente frente a la parrilla, pero si, no debe descuidarla. Luego de aproximadamente unos 45 minutos de haber llenado la parrilla, estaremos a tiempo de dar vuelta los cortes. Nos daremos cuenta cuando llegue el momento porque brotan los jugos en la parte superior y se observa cierto grado de cocción en la mitad inferior. Es recomendable no pinchar la carne y manipularla lo menos posible para que no se pierdan los preciados jugos, por esto es que se aconseja que la carne se haga “vuelta y vuelta”. Es conveniente usar una tenaza o pinza de cocina, que a su vez, es más cómoda para el manipuleo de todo lo que coloquemos en la parrilla. Buenos asadores afirman que recién al darla vuelta es el momento de salar la carne, no antes. Otros, buenos también, la rocían con una preparación de salmuera varias veces durante la cocción. Pero igualmente, la gran mayoría, sala con sal entrefina o parrillera antes de colocarla en la grilla, y esto tampoco queda mal.
En el caso de las costillas, el momento de darlas vuelta nos lo indican los extremos cortados de los huesos cuando se tiñen de un color negro brillante. A la tira de asado hay que salarla bien, porque es una carne con bastante grasa que al ir cociéndose se derrite y cae llevándose gran parte de la sal. Al mismo tiempo que rotamos los cortes, hay que ir controlando y dando vuelta las achuras, verduras y todo lo que haya en la parrilla.
  El tiempo que debe estar la carne en la parrilla es desde una hora y media a dos horas aproximadamente. Esto es muy relativo al asador. Dependerá, en gran medida, de los cortes colocados y de cómo se ha ido llevando la cocción en general. - Distinto es cuando asamos cerdo, chivo u otro animal, en esos casos, los tiempos de cocción pueden rondar las 5 horas -.
Unos quince minutos antes de que esté listo el manjar es cuando se colocan las morcillas, porque es casi solo una calentada lo que necesitan ya que vienen precocidas.
Un truco del buen asador es, antes de servir, darle un breve reposo térmico a la carne ya cocida, para que desarrolle al máximo su sabor.

 Al servir es conveniente hacerlo con cierto orden para que los comensales puedan captar mejor los sabores ya que al ir comiendo se va como relajando el sentido del gusto y perdiendo sensibilidad. Te recomendamos una secuencia similar a la siguiente:

Morcillas -> Chinchulines -> Chorizos -> Mollejas -> Cortes de carne

Paralelamente a esto los acompañamientos de ensaladas frías, ensaladas de verduras asadas, el infaltable pancito casero y la copa de vino.
La otra forma es llenar las fuentes con cortes de todo tipo y que los degustantes elijan, esta también es una buena opción.

Los comensales que quieran tener las mejores presas, no deben olvidar jamás ofrecer el mejor vino al hacedor del asado. El vino es necesario para acompañar a la carne en la mesa, pero también al asador mientras prepara su manjar.
Los buenos comensales esperan pacientemente al asado, jamás enuncian el famoso “falta mucho” al asador porque saben que hacerlo es una falta grave a los códigos
- Siempre se coloca el hueso, cuero o la grasa primero frente a la brasas.
- Nunca coloqués carnes congeladas directo en la parrilla. El cambio de temperatura debe ser gradual para que no quede dura.
- Siempre usá calzado cuando hagas el asado, te puedo asegurar que es muy desagradable pisar brasas encendidas. Cuando es de noche se ven fácilmente, pero a la luz del día pueden pasar desapercibidas.
- Limpiá bien la parrilla antes de poner la carne.
- Nunca utilices la misma tabla, fuente, cuchillos o cualquier utensilio usado con carne cruda con la carne cocida u otro sin que hayan sido correctamente limpiados. Esto es importante porque se pueden contraer serias enfermedades que afectan a personas de todas las edades, pero los niños son más vulnerables. Por esto mismo es que la carne debe estar bien cocida (sin partes rojas) al comerla.
- Mantené los alimentos frescos y cubiertos cuando estén en el exterior.
 Las achuras son parte de las menudencias que se sacan del interior del animal. Cuando acompañan al asado, al conjunto se lo denomina “parrillada”.
Para confirmar su buena calidad, hay que percibir en ellas un olor suave y que su aspecto indique frescura.
Previo a su cocción deben lavarse bien y en la mayoría de los casos hacerles un tratamiento previo, como se detallará en cada caso particular a continuación.


Los chinchu salen del primer tramo del intestino delgado del animal, pero no te asustés, una vez que los pruebes te vas a olvidar de su procedencia ;)
Si no querés errar, compralos en una buena carnicería, tienen que ser bien frescos (que no despidan ningún líquido verdoso) y de novillo para que queden deliciosos.

Tratamiento previo: Podés lavarlos atando las dos puntas y dejando que escurra abundante agua sobre la cara externa. Nunca los laves por dentro, hay quienes erradamente lo hacen, pero esto extingue la realidad del chichu.
Luego podés ponerlos en un recipiente con una cucharada de sal gruesa y arto jugo de limón o vinagre. También pude agregarse algo de pimienta. Guardalos en la heladera o en un lugar frío durante unas horas.
Después, para colocarlos en la parrilla podés buscarle la vuelta para ponerlos enteros, cortarlos para que queden con forma de anillo, o directamente trenzarlos, estos dos últimos facilitan la tarea a la hora de darlos vuelta. Podés rociarles jugo de limón y dejarles las rodajas encima mientras van cociéndose. Se hacen con brasas medias altas cuidando que no se arrebaten y que queden dorados en ambos lados. Tené en cuenta que llevan su tiempo en cocerse completamente; pero controlá que no se sequen.
Se sirven bien dorados y calientes.
No es recomendable comerlos fríos porque caen como una bomba al estómago.
 Las mollejas asadas acompañan a una buena parrillada. Su textura esponjosa, terneza y particular sabor las ubican en su merecido lugar de la “frutilla del postre” cuando se habla de parrillas ardientes. Siempre hay que acompañarlas con otros cortes de carne, porque al igual que una barra entera de chocolate, puede llegar a empalagar.
Otra razón por la que hay que medirse es que tienen mucho colesterol.

Existen dos tipos, gastronómicamente hablando, las mollejas de cuello (tiroides) y las de corazón (timo). Las de cuello son para hacer a la olla. Las mejores para la parrilla son las de corazón que tienen menos grasa.

Como a todas las achuras en general, hay que limpiarlas bien. Sacándole los restos de grasa y una especie de membrana viscosa que las recubre.

Tratamiento previo: (Este paso no es obligatorio) Si se quiere que queden mássuaves,se puede colocar en agua hirviendo con unos chorros de limón y un poco de sal durante unos 6 minutos. Luego retirar pasándolas por agua fría para cortarle la cocción.
Otra previa es dejarlas macerar una media hora en jugo de limón.

Posteriormente, las colocamos en la parrilla hasta que se doren completamente (unos 10 minutos de cada lado). Ahora las fileteamos para que queden con un espesor de 1,5 cm aproximadamente, para volverlas a la parrilla. Doramos nuevamente cada filete en ambos lados, y ya está el manjar. Servir bien calientes. No necesitan más condimento que una salpicada con sal y una rodaja de limón.

Es muy recomendable acompañar esta exquisitez con una copita de buen vino tinto. Elección: Igual a lo que generalmente tenemos en cuenta con todas las achuras, controlamos que los riñones sean frescos, de novillo, con buen color y olor suave. Para identificar la calidad, como en todo, vasta “solo” con adquirir experiencia. Podemos iniciar reconociendo un tamaño relativamente más pequeño y un color rosado amarronado.
Limpieza: Retirar la piel que los recubre al mismo tiempo que la grasa que pueda tener.
Para sacar el gusto amargo: Los cortamos transversalmente en bifes de 1,5 cm de grosor. Luego, los sumergimos en agua con vinagre y sal gruesa. Dejamos macerar por lo menos 1 hora. Después los escurrimos y colocamos directamente sobre la parrilla.
Otra es rociarlos con abundante jugo de limón.

Cuando se hacen a la parrilla, algunos la hacen más corta:
Los limpian y dejan unos 5 minutos de cada lado sobre la parrilla a fuego fuerte. Luego los filetean dejando unos 2 cm de espesor para que escape el jugo. Las rebanadas se asan vuelta y vuelta después se salan llegando el final.

Sobre la parrilla controlá que se doren en ambos lados. El tiempo en hacerse va de 45 min a 1 hora, dependiendo de la cantidad de brasas. Tienen que quedar bien cocidos pero tiernos. Controlá que no se sequen porque quedan duros.
Servilos calientes. Se pueden condimentar con chimichurri, bastante pimienta negra o una preparación tipo provenzal con aceite y limón.
Advertencia: Puede generar adicción. Marcará un antes y un después en tu percepción de lo que es un asado argentino. Una vez que hayas probado esta ensalada no vas a querer que las papas estén ausentes en tus próximos asados

Preparación: Antes de colocar la carne en la parrilla ya debemos tener lavadas y cortadas las papas. Para lavarlas se puede usar la misma esponja de la cocina pero sin detergente, esto ayuda a sacar fácilmente la tierra que suelen tener. Luego, no es necesario pelarlas, la cascara es muy nutritiva y ayuda a obtener un sabor y una textura original. Lo que si se hace es sacarle algún brote o sector duro si lo tuviese.
Es conveniente que los tubérculos sean de los más grandes que encontremos para que al cortarlos a lo largo consigamos unos trozos bien grandes para que no se caigan de la parrilla. El espesor de corte recomendado es entre 1 y 1,5 cm, si se cortan muy finas pueden quedar demasiado crocantes, y de ser muy gruesos quedarán crudos.
Antes de colocarlas en la parrilla, se puede dejar remojar los trozos en aceite de girasol durante unos minutos con algunos condimentos.
Siempre que hagas papas asadas deberás prever que ocuparán un considerable espacio en la parrilla.
Las brasas y el tiempo que necesitan es el mismo que el de la carne. El momento de darlas vuelta es cuando ya están tostadas en la cara de frente a la parrilla. Minutos antes de sacar la carne ya podemos comenzar a retirarlas. Para comprobar que se haya logrado una cocción completa basta con pincharlas y verificar que se sientan blandas en su interior.
Una vez cocidas las cortamos ahora transversalmente, las colocamos en un bol para añadirles sal a gusto y abundante aceite. Una recomendación especial es que sea con aceite de oliva, pero si es de girasol, también quedan deliciosas. Se puede agregar orégano con ajo bien molido, y este manjar queda listo para devorarlo junto con lo demás que tengamos en la parrilla.
 Otra delicia a la parrilla…
Primero elegimos unos buenos pimientos, brillantes y grandotes. Los lavamos bien con agua y sin cortarlos los ponemos en la parrilla con brasas medias fuertes. Vamos girando a medida que se va tostando la piel. Notaremos que el pimiento se ablanda. Cuando esté tostado por todas partes está listo. Tarda aproximadamente una hora o una hora y media en la parrilla, dependiendo de la cantidad de brasas.
Luego en la tabla le sacamos el tallo, limpiamos las semillas y cortamos en trozos.
Condimentar a gusto con bastante sal, aceite y vinagre.
 En la verdulería elijamos unos pimientos bien grandes. Pueden ser rojos, verdes, amarillos o morrones; está bueno combinarlos. Lo ideal es que tengan bastante ‘carne’ para que no queden muy secos al asarse.
Lavamos con agua los pimientos. Los cortamos a lo largo en 2 mitades, sacamos el tallo y limpiamos de semillas. Los ponemos sobre la parrilla, con la parte interna hacia las brasas, para luego darlos vuelta.
Agregamos a cada mitad 1 chorrito de aceite, 1 huevo, sal y pimienta. (Podés mezclar la preparación aparte para luego verterla sobre los pimientos, o directamente volcar los huevos para que queden con la forma clásica de huevo frito) También se puede agregar queso rallado o mozzarella y ajo en polvo o picado fino.
Deben hacerse a fuego lento, y el tiempo que tardan en asarse es casi el mismo que las carnes.
Cuando esté por finalizar la cocción, podés agregar un chorrito de crema.
 Unas buenas cebollas asadas pueden ser, sin exagerar ni en lo más mínimo, un verdadero manjar para nuestro paladar.
Se puede distinguir entre dos formas básicas para hacerlas:

Cebollas grandes: En este caso, no hay que cortarlas; ni siquiera hay que sacarles una capa de cascara. Pasan de la verdulería a colocarse directamente sobre las brasas o sobre el mismo fuego (es mucho calor el que necesitan)
Se van rotando para que se cocinen en todo su volumen.
Luego de aproximadamente una hora y media, ya deberían estar listas. Con ayuda de un cuchillo y tenedor sacamos las capas superficiales que estén quemadas, y lo que queda es el manjar. Se corta y condimenta a gusto (con sal, aceite, vinagre, etc.)

Cebollas chicas: En este caso, se pelan y limpian antes de ponerlas en la parrilla con fuego fuerte, se van rotando para que se cocinen uniformemente y se sacan al mismo tiempo que las carnes.
Se cortan y condimentan a gusto del consumidor.
 El chimichurri, o comúnmente chimi, es un compuesto de condimentos que puede agregarse a la carne asada. Es una salsa picante hecha con una combinación de varias especias que realzan los sabores de carnes, choripanes, pescados y hasta pizzas entre otros.
Se puede hacer suave o fuertemente picante dependiendo, principalmente, de la cantidad de ají y pimienta que coloquemos. La receta del chimi tiene muchas versiones, cada una con distintos agregados.
Ingredientes básicos:

Ajo……………………………. 7 dientes
Aceite………………………… 1/2 taza
Vinagre………………………. 1/4 taza
Ají molido……………………. 2 cucharadas
Sal gruesa…………………... 2 cucharadas
Perejil………………………… 1 puñado

Se puede agregar:

Orégano…………………….. 2 puñados
Albahaca…………………… 1 cucharadita
Pimienta……………………. 1 cucharadita
Laurel……………………….. 2 hojas
Cebolla……………………... 1/2
Tomate perita………………. 1
Pimiento morrón…………... 1 chico
Vino
Jugo de limón
Agua tibia
Tomillo
Comino
Romero
Nuez moscada


 - Las proporciones son aproximadas, se pueden variar a gusto.
- Con las cantidades enunciadas vas a tener chimi suficiente como para unas 10 personas fanáticas del buen sabor en las comidas :)
Si te parece que puede ser mucho utilizá la mitad de las cantidades de cada ingrediente ;)
- Con la cantidad de aceite regulamos cuan espesa queremos que quede la mezcla.
- El aceite puede ser de maíz, oliva o en su defecto, de girasol.
- El vinagre puede ser blanco, de vino o balsámico.
- La pimienta puede ser blanca o negra.
- La cebolla puede ser de verdeo o cebollín.
- Las hojas de laurel se pueden agregar finamente picadas, o enteras para saborizar.
- El vino puede ser tinto o blanco.
- Usá hojas de perejil fresco, descartar los tallos.
- A este mismo chimi podés utilizarlo para pintar la pizza y darle un sabor especial.
 Los ingredientes sólidos deben picarse finamente o se pueden triturar en un mortero. Luego mezclar todos los ingredientes con el aceite hasta que se impregnen bien. Después agregar el vinagre y seguir mezclando.
Al chimi hay que hacerlo con un poco de anticipación para poder dejarlo macerar, de esta manera toma cuerpo y se acentúan los sabores. Con un día de adelanto estaría bien. Conviene batir ocasionalmente durante la maceración. Si se te hizo tarde podés dejarlo unas horas al sol en un frasco cerrado para acelerar el proceso y queda bárbaro.
Si lo querés más picante podés agregar una cucharadita de “ají puta parió”. Podés conseguir unos que vienen deshidratados y picados.
Como verás, las variaciones en la preparación son infinitas, por esto tenés que ir probando con distintos agregados para personalizarlo y darle tu toque especial
 El chimi se puede usar para hacer una especie de marinado a las carnes antes de asarlas. Podés “pintar” la carne con el chimi y dejarla en un recipiente cerrado durante la noche previa para realzar el sabor.
También podés esparcirlo sobre la carne, al darla vuelta, cuando se está asando. Pero como muchos prefieren la carne solo con sal, a veces lo más conveniente es colocar el chimi en potecillos sobre la mesa para que los comensales la condimenten a su gusto.
 Nos vamos a extender brevemente en uno de los ingredientes principales del chimi:
En la actualidad, el ajo tiene una amplia utilización en farmacología y medicina naturista debido a que en él se ha encontrado efectos medicinales. Es eficaz como antibiótico, combatiendo numerosos hongos, bacterias y virus.

Para evitar el gusto fuerte y que repitas su sabor durante horas después de su consumo, podés abrir el diente de ajo por la mitad y quitarle el tallito verdoso que tiene en su interior.
Para atenuar su sabor podés poner los dientes de ajo en remojo durante una hora antes de utilizarlo.
 El tiempo de conservación es variable. Depende de la combinación de ingredientes que hayas utilizado. Los componentes más frescos son los que van a disminuir el tiempo de conservación. El vinagre es el principal que va a ayudar a la preservación, por eso es conveniente que no escasee. Con el pimiento morrón hay que tener cuidado en este sentido porque no se conserva por mucho tiempo.
Podemos concluir que el chimi puede mantenerse en buenas condiciones durante un par de semanas si lo guardamos en la heladera.
Hay que envasarlo en un recipiente de vidrio, preferentemente esterilizado, cerrado bien herméticamente. Luego, para servirlo, podés hacerlo en distintos potecillos con cucharas.
FUENTE: www.listaparaasador.com

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